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Contra el viento. El blog de Ignacio Alvo

La -necesaria- reforma laboral

 

Estos días se está hablando bastante de reforma laboral gracias a la valentía del Gobernador del Banco de España, que no se ha callado como habría preferido el Gobierno que le nombró. Según parece, para el Gobierno en España no hay un problema de paro que exija tomar medidas estructurales y lo normal es resignarse a llegar a los 5 millones de parados y confiar en que el resto del mundo nos sacará en algún momento de la crisis. Tampoco la oposición parece muy entusiasmada con la reforma ya que sólo plantea que debería hacerse con el suficiente consenso, pero sin aclarar en qué debería consistir la reforma.

Lo que resulta evidente es que la economía española tiene su principal problema en el mercado laboral. Nuestra economía es incapaz de crear suficiente empleo en las épocas de expansión y lo destruye a gran velocidad en las recesiones. Para entender por qué, creo que conviene que nos comparemos con el resto de países de la eurozona. Entre estos, España es el segundo país en protección laboral, entendiendo por protección laboral los costes asociados al despido individual o colectivo y somos los primeros en paro y  en empleo temporal, además de los terceros en economía sumergida (por detrás de Grecia e Italia).

Los costes altos de despido tienden a crear mercados duales. Por una parte, los trabajadores con muchos años en sus puestos de trabajo se vuelven intocables, y por otra los trabajadores que carecen de ese blindaje legal tienen empleos muy precarios, carecen de derechos y soportan los riesgos de despido. Los empresarios tienen en cuenta esta dualidad y evitan que los trabajadores consoliden sus derechos, eligiendo modalidades contractuales temporales y despidiendo a los trabajadores antes de que consoliden sus derechos. El resultado es de locos: los empresarios despiden a trabajadores a los que querrían seguir contratando y deben mantener a otros a los que no mantendrían. Al mismo tiempo, los trabajadores que han consolidado su situación, no se atreven a cambiar de trabajo –aunque no les guste- por miedo a perder sus derechos. Es una situación que repercute de forma especialmente negativa en los jóvenes y que afecta también a la productividad de toda la economía.

En el polo opuesto en cuanto a tasa de paro y empleo temporal se encuentran los países anglosajones por una parte y Dinamarca y Austria, por otra, con un modelo conocido como “flexiguridad”. En los países anglosajones prima la libertad de contratación y de despido, lo que hace que el mercado laboral sea mucho más dinámico y activo. En Austria y Dinamarca el planteamiento es distinto, pero consigue un resultado muy parecido. En estos países, la indemnización por despido no la paga el empresario sino el Estado. Esto hace que los empresarios no tengan miedo de contratar a trabajadores o convertirlos en fijos, ya que no recaerá sobre ellos el coste del despido. Por otra parte, si un trabajador no utiliza en su vida laboral la indemnización por despido, al final de esa vida laboral se le permite consolidarla para aumentar su pensión.

Es posible que la adopción inmediata de este sistema de flexiguridad resulte imposible, porque en un momento de dificultad como este muchas empresas aprovecharían esa facilidad para quitarse trabajadores y el Estado no podría ahora hacerse cargo de ese coste, pero creo que un proceso gradual en el que el Estado fuera asumiendo progresivamente más días de indemnización, y en el que los nuevos contratados entraran ya con este sistema, sería muy positivo para acercarnos a esas tasas de paro del 5% que ahora nos parecen imposibles. Y lo que no consigo entender es la cerrazón de Gobierno y sindicatos para estudiar los modelos que mejor están funcionando. Esta política de avestruz, o cortoplacista, del actual Gobierno es, sin duda, responsable directa de la pérdida de cientos de miles de puestos de trabajo que costará recuperar muchos años.   

 

3 comentarios

Ignacio -

OK Chus. Mañana te escribo (he borrado tu e-mail para que no quede a la vista)

Ignacio Alvo -

Si en el comentario pones tu e-mail, solo yo lo veré y te escribiré.

Un saludo

Chus -

No hay ninguna forma de poderse comunicar contigo?