En todo el debate del trasvase ha habido muchas falacias, muchas medias verdades y mucha demagogia. Sin pretender ser exhaustivo, sí que quiero arrojar algo de luz sobre alguna de las más habituales.
“Si el agua se toma en Tarragona, no perjudica en nada a Aragón”. Este argumento fue defendido por José Mª Aznar y adoptado entusiásticamente por Luisa Fernanda Rudí. Sin embargo, es falso. Toda la legislación de aguas y la costumbre inveterada en esta materia se basa en un principio muy antiguo “prior in tempore, potior in iure” (el primero en el tiempo, tiene un mejor derecho). En el momento en que se haga el trasvase, se generan unos derechos que deben ser respetados y que obligan a toda la cuenca. Veríamos pasar el agua destinada al trasvase sin poder aprovecharla. No es, por tanto, inocente el hecho de que el PP quisiera hacer el trasvase antes que las obras del Pacto del Agua.
“Sólo el PHN garantizaba las obras del Pacto del Agua”. Nuevamente falso. Las obras del Pacto del Agua se recogían ya en el Plan Hidrológico de la Cuenca del Ebro y era obligación del Gobierno desarrollar los planes de cuenca, para contrastar cuáles eran de verdad las necesidades e hipotéticos excedentes en una u otra cuenca.
“Yesa=Trasvase”. Pocas veces una frase tan corta ha sido tan falsa. El Ebro a partir de su tramo medio se encuentra perfectamente regulado por los embalses de Mequinenza y Riba-roja, por lo que Yesa no es, en absoluto, necesario para el trasvase. Es precisamente la falta de regulación en Yesa y otros embalses, la que impide que el agua se aproveche en Aragón y excita la codicia de comunidades vecinas cada vez que llegan al mar grandes cantidades de agua del Ebro.
“El agua del trasvase se utilizará para regar campos de golf”…¿¿¿¿y???.
El problema del trasvase no es que esa agua se utilice para regar pepinos (permitido), hacer urbanizaciones (pecado venial) o campos de golf (pecado mortal, según parece), sino que al no haber excedentes en el Ebro, el agua que se detraiga no se podrá aprovechar en Aragón y limitará nuestro desarrollo. Lo que en Valencia o Murcia quieran hacer con el agua, es asunto suyo, y una hectárea de campo de golf genera más riqueza en turismo y puestos de trabajo que una de hortalizas, por lo que no entiendo la manía eco-progre contra los campos de golf.
“Debe haber solidaridad entre la España húmeda y la España seca”. Este argumento también se repite mucho por tertulianos que se escandalizan por esa supuesta falta de solidaridad. Si se informaran un poquito verían que en la depresión central del Ebro llueve igual que en Murcia o Alicante, notablemente menos que en Valencia e infinitamente menos que en el conjunto de Andalucía. El trasvase no se plantea desde la España húmeda a la seca, sino desde la España seca despoblada a la más poblada –y con más votos-. Con el agravante de que al arco mediterráneo jamás le faltará agua porque tienen toda la del mar para poder desalarla, mientras que en Aragón sí que falta y faltará agua.
“La desalación agrava el problema de salinidad del Mediterráneo”. Cuando leo esto siempre me asalta la misma duda: el que dice esto, ¿es tonto, o se cree que los demás somos tontos?. El problema de salinidad del Mediterráneo es un juego de suma cero en la alternativa trasvase-desalación. Si se hace el trasvase se le niega al Mediterráneo un caudal de agua dulce que reduce su salinidad; si se desala esa misma cantidad, el resultado en salinidad es el mismo.
“La Comunidad Europea no permitirá el trasvase”. Aquí entramos en el campo de las opiniones, pero soy muy escéptico en cuanto a la capacidad de la Comunidad Europea para impedir algo que un Gobierno nacional quiera hacer. Baste recordar todos los avisos y amenazas que se le hicieron al Gobierno español en relación a la OPA de E.On sobre Endesa. El Gobierno hizo oídos sordos, todas las trampas que quiso y finalmente E.On debió desistir. Es cierto que ahora ya no invitan a Zapatero a sus cumbres, pero E.On se quedó sin Endesa. Si un Gobierno quiere hacer el trasvase, lo hará, y lo único que la Comunidad Europea podrá hacer es dejarlo sin financiación.
“Hay que respetar el caudal ecológico”. La última amenaza para el aprovechamiento del agua en Aragón tiene envoltorio ecológico y, por lo tanto, muy peligroso. Cualquiera que tenga algo de memoria o quiera informarse, sabrá que, antes de hacerse los pantanos, el Ebro se podía cruzar en verano pasando de piedra en piedra sin mojarse los zapatos. El caudal ecológico del Ebro es, por lo tanto, algo notablemente parecido a cero. Sin embargo, el modo más sencillo de impedir que se aproveche el agua en Aragón es fijar un caudal ecológico alto –como quieren desde Cataluña- para obligarnos a ver pasar el agua sin poderla aprovechar.
En resumen, la única garantía real que Aragón tiene frente al trasvase es que se hagan de una vez las obras del Pacto del Agua y se aproveche el agua en Aragón. En este sentido, no me resisto a reproducir lo que Manuel Blasco –presidente provincial del PP en Teruel- dijo hace dos días en un debate pre-electoral en Teruel. Según su peregrina teoría, la culpa de que el PP no hiciera en 8 años nada de las obras del Pacto del Agua, no era de ellos que gobernaban, ¡sino del PAR que estando en el Gobierno de Aragón, no había presionado lo suficiente!. Por lo tanto, y siguiendo su argumentación, el único modo de que se hagan esas obras es que el PAR lleve uno o dos diputados a Madrid para poder presionar. ¡Gracias por la aclaración, Don Manuel!