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Contra el viento. El blog de Ignacio Alvo

Siemens: Una oportunidad para pensar

Siemens: Una oportunidad para pensar

El anunciado cierre de la planta de Siemens Elasa en Zaragoza no es un hecho aislado ni será el último. Los cierres de Ercros, Mildred, Delphi o la amenaza muy real que hubo de cierre de General Motors son las orejas del lobo que deben llevarnos a una reflexión profunda sobre las causas de este fenómeno. La globalización tiene grandes ventajas como es el del crecimiento económico generalizado y sostenido a nivel mundial, pero tiene también graves consecuencias para aquellos que no quieran o sepan adaptarse a la competición global.

En Aragón tenemos un magnífico consejero de Industria –posiblemente el mejor que ha tenido este departamento- pero la crisis industrial tiene unas causas y soluciones que exceden las competencias de su departamento y alcanzan a la totalidad del Gobierno de Aragón, así como una necesaria colaboración con el Gobierno de España. Si no se entiende así, su función se verá limitada cada vez más a la de un apagafuegos y su gestión estará condenada de antemano al fracaso.

El único modo de retener a las industrias y atraer nuevas industrias es que aquí encuentren unas condiciones –lo que se suele llamar un “clima”- más favorable que en otras zonas, y que esas mismas condiciones permitan también un desarrollo exitoso de las industrias ya implantadas.

Las condiciones necesarias son bien conocidas y se reflejan en el índice de competitividad de las naciones, cuyo ranking suele coincidir de forma muy justificada con el índice de libertad publicado por la Heritage Foundation. Así, se necesitan unas buenas infraestructuras, una fiscalidad contenida, unas reglas del juego conocidas y seguras (Estado de Derecho), una Administración eficaz y poco burocratizada, una legislación laboral que permita a las empresas adaptarse para sobrevivir y la existencia de personal suficientemente formado. Algunas de estas condiciones dependen del Gobierno central, y sin duda las arbitrariedades demostradas en algunos sectores como el energético contribuyen a ahuyentar las inversiones, pero otras dependen fundamentalmente del Gobierno de Aragón y es mucho lo que aquí se puede hacer.

Si al Gobierno de Aragón le preocupa la competitividad de esta comunidad, lo primero que debe plantearse es la eliminación de impuestos como el de sucesiones y donaciones y la rebaja fiscal en la medida de sus posibilidades. Gana mucho más la Comunidad con el incremento de actividad económica derivado de esa menor fiscalidad y el atractivo que genera para empresas y particulares, que lo que pueda dejar de ingresar el Gobierno de Aragón. Y contribuye mucho más al desarrollo de Aragón conteniendo el gasto y rebajando impuestos –aunque sea una política poco vistosa- que con grandes y vistosos proyectos. El mejor ejemplo de la eficacia de una menor fiscalidad lo tenemos en la Comunidad de Madrid: en los últimos cinco años no ha habido ningún caso de deslocalización en esta región, mientras que en Cataluña los cierres por deslocalización son frecuentes todos los meses. Es también la política llevada a cabo por Irlanda y que le ha llevado a tener el mayor crecimiento económico de toda la Comunidad Europea.

La situación en Aragón no es todavía alarmante: estamos cerca del pleno empleo y tanto el crecimiento económico actual como el previsto son buenos. Es ahora por lo tanto cuando se pueden llevar a cabo –de forma poco traumática- las reformas necesarias para garantizar que Aragón se ponga a la cabeza de Europa en competitividad. Si no lo hacemos, no nos quejemos ni echemos la culpa a las multinacionales sin corazón: somos nosotros los que no habremos hecho los deberes.

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