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Contra el viento. El blog de Ignacio Alvo

Falacias progresistas

Impuestos y riqueza de los países

Durante los últimos días la decisión del Gobierno de subir el impuesto del IVA está generando una polémica muy interesante sobre la función de los impuestos y su justificación social. Así, por ejemplo escuché a Patxi López en Onda Cero (y a muchos miembros del Gobierno) que los países más ricos tienen impuestos más altos, y que si queremos tener un Estado del Bienestar como el que disfrutan esos países, también hay que subir los impuestos. En principio, el argumento parece irrefutable y basado en hechos demostrables (la riqueza de esos países y su nivel de impuestos), pero introduce alguna falacia que conviene descubrir.

 

La primera es que esos países no son ricos por tener un Estado grande e impuestos altos, sino que por el hecho de ser ricos han podido mantener un Estado caro. Si no nos damos cuenta de la diferencia pensaremos que cuanto más rico sea el Estado, más rico será el país, cuando el hecho es el inverso. Es el sector privado de un país el que crea la riqueza, y con esa riqueza se sostiene el Estado. Si se destruye el sector privado, se destruye la riqueza del país y, en último término, también al Estado y al Estado del Bienestar.

 

En segundo lugar, parece que la única solución a la situación actual de déficit del Gobierno sea subir los impuestos, y esto tampoco es cierto. Se argumenta que es el aumento de las prestaciones sociales por desempleo lo que está motivando el déficit. Sin embargo, de los 260.000 millones de euros que el Estado gastó en el 2.009, sólo 35.000 se dedicaron a las prestaciones por desempleo, y mientras el sector privado se reducía dramáticamente, el sector público ha seguido aumentando hasta hacerse insostenible. El camino para reducir  el déficit de 115.000 millones de euros que el Gobierno ha generado en el 2.009 no está en subir los impuestos y seguir esquilmando al sector privado, sino en reducir el tamaño del Estado. Hay que eliminar Ministerios (Igualdad y Vivienda por inútiles y Cultura y Agricultura por estar transferidas todas sus competencias), Administraciones enteras (si tenemos las comarcas ¿qué sentido tiene seguir manteniendo las Diputaciones Provinciales?), privatizar las empresas y entes públicos (entre otros todas las televisiones), eliminar las subvenciones (a sindicatos, a empresarios, a partidos, a empresas, a amigos, etc.) y aplicar al Estado la misma austeridad que las empresas y familias han tenido que aplicar. Ese es el camino y la obligación de un gobernante que piense en su país y al que de verdad le duela ver a tantas personas en paro.

 

Pero me temo que a nuestro Presidente sólo le duele pensar que puede perder las próximas elecciones. Por eso no dedica sus esfuerzos a arreglar la situación sino a culpar a los demás por “no ayudarle”. ¿Ayudarle a qué?, ¿acaso ha propuesto alguna medida razonable de austeridad en los últimos dos años?

 

No es cierto que no se pueda salir de la situación actual: se puede salir y saldremos. Pero para hacerlo, este Gobierno tiene que tomar medidas difíciles, en vez de dedicarse a buscar chivos expiatorios. Por el camino que lleva el actual Gobierno, se ha convertido en parte del problema –quizás la mayor- y no de la solución.

 

Yo no creo en el Cambio Climático

Yo no creo en el Cambio Climático

…ni en los fantasmas, ni en el hombre del saco, aunque reconozco que son invenciones muy útiles para asustar a los niños y para conseguir que hagan cosas que de otro modo no harían. Sé que estas palabras escandalizarán a los sacerdotes y a los fieles de esta nueva religión inquisitorial y liberticida llamada ecologismo y a sus palmeros intervencionistas y políticamente correctos…y eso me encanta.

 

El problema de esta nueva religión que en vez de la salvación nos promete el Apocalipsis es que sus ídolos tienen los pies de barro: Nos prometen la destrucción del mundo y para su desgracia el mundo, igual que esos héroes de película de serie B, se resiste -contra todo pronóstico- a morirse.

 

En los años cincuenta nos pronosticaron una nueva glaciación, en los sesenta y setenta que en 20 años se acabaría el petróleo y volveríamos a una nueva Edad Media con las ciudades abandonadas y los campos trabajados con bueyes y arados. De hecho la película Mad Max le debe mucho a estas teorías y, para pasmo de muchos, 50 años después las reservas de petróleo siguen siendo de…¡20 años!. En los ochenta y noventa la nueva amenaza cósmica se llamaba agujero en la capa de ozono y nos dijeron que, aunque se tomaran todas las medidas necesarias, la capa de ozono tardaría 150 años en recuperarse. Por cierto, ¿Sabe usted cómo está ahora la capa de ozono? Es difícil que pueda saberlo porque se cuidan mucho de decirlo, pero en vez de asistir al funeral de la capa de ozono, resulta que esta está como en sus mejores tiempos.

 

Y ahora nos vienen con lo del cambio climático. Yo no dudo que exista cambio climático. De hecho sé que ha existido siempre y que va a seguir existiendo. En la Edad Media, Escocia tenía un clima mucho más cálido que ahora lo que le permitía cultivar la vid, y hace 1.000 años hizo tanto frío que el Nilo ¡se heló! Lo que dudo es que tenga las causas (antropogénicas) y las consecuencias (desertificación y destrucción del planeta) con las que pretenden asustarnos. De hecho otra cosa que tampoco le dirán es que la mayor parte de la comunidad científica o bien no cree que el cambio climático esté siendo afectado por la acción del hombre o cree que no hay suficientes pruebas para afirmarlo. A pesar de esto no hay que temer que dentro de cinco o diez años Al Gore y sus huestes tengan que retractarse y reconocer sus errores. Cuando vean que el clima no cambia como ellos quieren, o manipularán los datos o se sacarán otro conejo de la chistera para distraer nuestra atención, como han hecho con la capa de ozono.

 

Y mientras, nuestro indescriptible Presidente dice que la lucha contra el cambio climático va a ser el eje y la prioridad de su acción de Gobierno y se va a gastar una pasta (de nuestro dinero) en que los niños conozcan a su nuevo hombre del saco, un industrial perverso y sin escrúpulos dispuesto a destruir el mundo con tal de aumentar sus riquezas.

 

Para los que quieran informarse de verdad les recomiendo la página de alguien que sabe mucho más que yo (y por supuesto que Al Gore y ZP) y cuyo link he incluído: CO2. Para los que disfrutan con las películas de miedo, pueden seguir viendo la Cuatro, la Sexta, la Uno, la Dos, la Cinco…Yo, por si acaso, y para que no me metan en el mismo saco de tanto papanatas, quiero decirlo muy clarito y dejarlo escrito: Yo no creo en el C.C. Es más, estoy pensando hacer unas camisetas y llevármelas a la próxima Cena de la Libertad del Instituto Juan de Mariana: seguro que me forro.