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Contra el viento. El blog de Ignacio Alvo

¿Qué es el liberalismo para mí?

Para mí, el liberalismo es, sobre todo, considerar que los derechos del individuo, de la persona, están por encima de los del Estado o de la colectividad; que hay espacios de libertad que el Estado no puede nunca invadir. Que el Estado debe estar al servicio de los ciudadanos y no al revés. Que las personas son ciudadanos y no súdbitos y que el Estado debe limitarse a sí mismo -o ser limitado- para no invadir los espacios de libertad de las personas.

 

Liberalismo es defender el Estado de Derecho y la seguridad jurídica. Que las reglas del juego sean conocidas y se respeten; que el Estado o el Gobierno no pueda cambiarlas a su antojo a mitad de partido para favorecer a determinados grupos de presión o de intereses frente al resto.

 

Liberalismo significa que hay derechos de la persona que no pueden ser conculcados por la mayoría. El hecho de que un gobierno haya llegado al poder por medio de las urnas no justifica que pueda hacer cualquier cosa, como bien sabemos los que recordamos las atrocidades del nacional-socialismo y del socialismo real.

 

Liberalismo es considerar que los ciudadanos son adultos y responsables de sus decisiones: no son ni idiotas ni niños. Es muy habitual por parte de los intervencionistas justificarse en que “en realidad la gente no sabe lo que quiere” o les trata como a niños a los que hay que prohibir todo. Liberalismo supone que las personas dejen de buscar contínuamente el apoyo y el beneficio del Estado y asuman su propio destino.

 

Liberalismo es amar la diversidad y no suponer ni juzgar que hay una única solución para cada problema que debe ser impuesta a todos. Gracias también a que hay personas discordantes, diferentes, con puntos de vista distintos a la mayoría la humanidad avanza. Mientras no perjudique a otros, no debe ser prohibido ni regulado.

 

Liberalismo es aceptar la propiedad privada porque es el reconocimiento al propio esfuerzo y trabajo y la base de los demás derechos.

 

Liberalismo es, para mí, amar la verdad, frente a otros que aman la utopía, aunque esa utopía lleve indefectiblemente en su ser la semilla del mal.

 

Liberalismo es, también, defender la libertad de comercio. Defender el derecho que tienen todas las personas -sean estas chinas, africanas o sudamericanas- a desarrollarse, a trabajar y a comerciar con el fruto de su trabajo, sin que los grupos de presión y los gobiernos de los países desarrollados se lo impidan con su habitual hipocresía.

 

Liberalismo es en definitiva, para mí, quitar la opresión que el Estado intervencionista y prohibicionista ejerce sobre las personas. Liberalismo es permitir que las personas puedan decidir sobre los ámbitos más fundamentales de su vida como es la educación de sus hijos, el idioma en el que ellos y sus hijos quieren hablar, el lugar donde quieren vivir o el uso que quieren dar al fruto de su trabajo. Liberalismo es reducir el tamaño del Estado para que la sociedad y las personas puedan desarrollarse y respirar. Liberalismo es permitir que las personas en los países pobres puedan comerciar y progresar. Liberalismo es -como decía Churchill- que una llamada a las 6 de la mañana sólo pueda ser el lechero. Liberalismo es saberse minoría, pero estar acompañado por muchas de las mentes más lúcidas de los dos últimos siglos. Liberalismo es, en resumen, intentar que un rayo de luz penetre los gruesos cortinajes de las verdades establecidas y lo políticamente correcto.

2 comentarios

Ignacio Alvo -

No sé a qué te refieres, pero dudo mucho que la Iglesia condene al mismo tiempo al comunismo y a su antídoto que es la libertad. Por otra parte, he leído que Juan Pablo II tuvo como asesor a Friedrich Hayek, con lo que sería bastante incongruente condenar a aquél del que se recibe el consejo.

JJ -

Supongo que no eres cristiano,no sé si lo sabrás pero el liberalismo y el comunismo están reprobados por la Iglesia católico desde 1964 y actualmente igual.