A pesar del Gobierno
Lo malo y peligroso de hacer un mal diagnóstico es que las medidas, puede que no sólo no ayuden al enfermo, sino que lo empeoren. Esto es lo que está ocurriendo en la actual crisis con nuestro Gobierno.
La crisis tiene unas causas muy claras y que se pueden ver en el libro del Dr. Carlos Rodríguez Braun y Juan Ramón Rallo, o en el que escribió hace 15 años el profesor Huerta de Soto. La política de bajos tipos de interés de los bancos centrales ha llevado a un endeudamiento masivo y a una sobreinversión en algunos sectores, principalmente el de la construcción, lo que ha puesto en peligro a todo el sistema bancario. Dicho de otro modo, hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y ahora nos toca apretarnos el cinturón hasta que se deshagan las malas inversiones y se recupere el ahorro que permita nuevas inversiones. No ha habido un problema de poca regulación o supervisión, como demuestra el hecho de que la primera entidad en caer ha sido una Caja, bajo control político.
Se necesita por tanto más ahorro, no más gasto. Mientras no aumente el ahorro, y los bancos recuperen su posición de solvencia, no podrán volver a prestar a empresas y particulares. Esto es no sólo evidente sino necesario. Los bancos harían mal si volvieran a prestar masivamente antes de consolidar su posición, ya que esto les situaría nuevamente en riesgo de quiebra.
La buena noticia es que tanto particulares como empresas están haciendo precisamente lo que más falta hace: recortar gastos y aumentar espectacularmente la tasa de ahorro.
La mala noticia es que el Gobierno está haciendo justo lo contrario: en vez de apretarse también el cinturón, recortar gastos e incentivar el ahorro, se ha lanzado a una carrera desenfrenada de gasto que pone en peligro la recuperación de la economía.
La política de endeudamiento y déficit que está llevando a cabo el Gobierno tiene más consecuencias negativas de lo que podría parecer a primera vista:
1º/ El aumento de la deuda significa aumento de impuestos (actuales o futuros) y el aumento de cargas impositivas supone aumento del paro en el sector privado.
2º/ El aumento de la deuda pública supone que el poco crédito que existe disponible se dirige a financiar la deuda del Gobierno, en lugar de financiar a empresas y particulares. Una parte importante de los problemas que tienen las empresas para financiarse en la actualidad proviene del hecho de que el Gobierno está acaparando ese crédito para financiar su propio gasto.
3º/ El aumento de déficit desanima a posibles inversores extranjeros. Si un Gobierno acumula déficit, deberá pagarlo en el futuro con aumento de impuestos. Cualquier inversor preferirá, por lo tanto, instalarse en un país sin déficit o con un déficit pequeño que en un país con un gran déficit.
Y lo peor, no es sólo lo mal que lo está haciendo, sino que todos los síntomas (desde la salida de Solbes del Gobierno, al último reparto de 11.000 millones a las Comunidades Autónomas) indican que va a perseverar en el error, garantizando no sólo que seamos el último país de la OCDE en salir de la crisis, sino poniendo incluso en peligro esa salida. Cuando salgamos de la crisis, lo habremos hecho con grandes sacrificios (nuestros, no del Gobierno), una enorme tasa de paro, y gracias a nuestro propio trabajo y esfuerzo. Lo habremos hecho... a pesar del Gobierno.
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